lunes, 21 de junio de 2010

Cobarde.

Se encontraba tumbado en la cama, con los cascos puestos y la música a tope. Hacía todo lo posible por no escuchar los gritos de su madre. Y es que ese jodido cabrón había vuelto tarde, borracho y con ganas de guerra. El muy gilipollas se divertía con ella. Le gustaba verla sufrir. No tuvo bastante con casi matarla el año pasado, ahora la quiere enterrar. Y es que estoy harto. Soy un puto cobarde, que no tiene los putos cojones de plantarle cara. Siempre lo he intentado. Me levanto de la cama, llego a la puerta, la abro, lo veo y me encierro otra vez. Me odio y odio a mi madre. No sé porqué coño lo sigue aguantando, de verdad. Un día de estos lo mataré con mis propias manos, me da igual lo que pase a continuación.

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